Ya son tres, los años en los que Victorino Martín lleva yendo a las Ventas en una fecha muy señalada para los taurinos que somos cristianos, el Domingo de Ramos. Tanto la primera de nuestras corridas vistas este año 2019 como la última que vimos el año pasado en Las Ventas en la Corrida de la Beneficencia, los toros eran del “Paleto de Galapagar”.

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          En el cartel tres toreros, entre ellos el que más expectativas daba era Octavio Chacón que venía de una temporada muy buena la del 2018, junto a él Fernando Robleño y Pepe Moral. Se presentaba una tarde muy calurosa y con más de media entrada, casi 16.000 localidades vendidas, curioso que mientras en el sol no cabía un alfiler en la sombra había numerosas filas vacías.

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          Robleño con su primero “Minorista” muy difícil que no le dejó apenas lucirse nada, palmas; con su segundo, en cambio, pese a que fue un toro muy manso le permitió al torero dar algún muletazo suelto que le condujo a una ovación, eso sí, dividida. Octavio Chacón, en el segundo de la tarde pese a ser muy difícil, sacó su valor arrimándose demasiado, cosa que no gusta ni a Madrid, ni al propio toro de Victorino aunque le valió para recibir aplausos y su correspondiente saludo, al entrar a matar se hizo un corte en su mano izquierda por lo que tuvo que acudir a la enfermería y correr turno de su segundo toro; en el último de la tarde, Octavio lució al toro en el caballo ilusionando al público y haciendo una de las cosas más llamativas de toda la tarde, el toro de Victorino se arrancó desde un poco menos del centro del ruedo en su segundo puyazo derribando al caballo, pese a que el torero animó al picador a darle un tercer puyazo, ordenó al presidente cambiar de tercio porque si no el toro no aguantaría en la muleta, cosa que, no sabemos si fue a consecuencia de, pero no le permitió a Octavio Chacón cuajar una faena en condiciones, silencio. Pepe Moral en su primero, un toro que fue criticado por su presentación ya que le faltaba trapío, no permitió nada al torero que por otra parte pinchó lo que le produjo que le pitasen; ítem en su segundo, lidiado en quinto lugar debido a la lesión de Chacón antes nombrada, Moral se encontró con un toro muy noble, pero con muy poquita fuerza, tras pinchar varias veces e intentar por más de cinco veces descabellar al toro, el torero se llevó fuertes pitos.

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          Algunos dicen que por falta de casta y otros por el cambio de dinastía en la familia, lo que está claro es que la ganadería de Victorino Martín está de moda, igual que lo está Núñez del Cuvillo o Garcigrande, y debemos ser críticos, si no sirven los toros no podemos darle en Madrid tres corridas de toros en una misma temporada, y menos aún si no tiene suficientes toros para llevar, porque varios de los que se sacaron al ruedo venteño eran propios de plazas, aunque sí de primera categoría, con menos exigencia, como por ejemplo, Valencia.