Nos dirigíamos a Madrid como última opción, después de un mes muy duro de exámenes finales y la famosa selectividad. La última corrida del ciclo isidril, aunque fuera de abono ya que se trataba de la famosa Corrida de la Prensa. Anunciado, antes de nada, estaba la ganadería de Victorino Martín para Manuel Escribano, Paco Ureña y Emilio de Justo, y también estaba anunciado que asistiría a la corrida el Rey de España, Felipe VI, ¡Ah, y 24.000 aficionados más! Total, un ‘No hay localidades’ y de nuevo el famoso refrán: “Tarde de expectación, tarde de decepción”.

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       El primer toro de Victorino Martín, Lazarillo de 536 kilos, Manuel Escribano le intentó recibir a porta gayola, pero no pudo ya que no vio al torero. Durante la faena de muleta el toro le buscaba mucho además de que se paraba, pitos para el toro. El segundo, para Paco Ureña, de nombre Escogido de número 61, el torero unió muy bien cada pase y puso de acuerdo a toda la plaza, pero falló en la espada que hizo guardia y solo recibió saludos y ovación el toro. El tercero para Emilio de Justo, de nombre Pesonero con 540 kilos hizo saludar a los dos banderilleros: “Morenito de Arles” y a Pérez Valcarce. Durante la faena de muleta el toro enganchó muchas veces el trapo y se descompuso la faena, siendo Madrid muy exigente con este tema, por eso se le dio ovación al toro y silencio al torero.

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        En la segunda mitad de la corrida, Escribano se la jugó recibiendo a Hebreo a porta gayola y también en su tercer par al violín que no gustó nada al público venteño. En la faena de muleta el toro fue muy soso y no transmitía nada. En el quinto, de nombre Borrajito, Ureña se encontró con un mansurrón al que le pudo sacar algún muletazo suelto. El último toro, para Emilio, de nombre Tomillero con 550 kilos, el torero se la jugó arrimándose demasiado y sin un reconocimiento final, solo le hicieron saludar.

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       En el público se escuchó una frase que nos debe hacer pensar hacia dónde se está dirigiendo la selección de las ganaderías españolas: “¡Victorino, ya no te queda ni el nombre!”